miércoles, 13 de agosto de 2014

EL TRABAJO PERFECTO
Carolina Guilhem, de 32 años, trabaja en una empresa de ventas de viajes al exterior e interior del país. En esta entrevista nos cuenta un poco mas sobre su trabajo.

Por Tamara Casquero.


-Por qué te intereso este trabajo?

-Principalmente por dos motivos; primero porque la empresa pertenece a la familia por lo cual puedo tener una cierta continuidad laboral y segundo porque este trabajo no es rutinario, cambia todo el tiempo, conocés gente nueva  y queda cerca de mi casa.
-¿Cómo es tu rutina diaria en la oficina?
-No siempre es lo mismo, pero normalmente soy la que primero llega, abro el local, prendo las máquinas. Yo estoy en la parte de ventas, atiendo a la gente, hay días que viene más gente, otras menos.
-¿Alguna vez tuviste problemas con algún viaje o cliente?
-Sí, pasa. No continuamente pero pasa. A veces se cancela un viaje por huelgas o por factores climáticos y entonces uno tiene que modificar las cosas a último momento, sino, lo que pasa no tan frecuentemente es que el pasajero a ultimo momento quiera algún cambio, no le gustó el hotel o quiere modificar la fechas o tuvo algún problema familiar, pero tratamos de solucionarlo.
-¿Qué es lo que mas te gusta de tu trabajo? ¿Y lo que menos te gusta?                                 
-Los cambios constantes, el conocer nuevos lugares, porque hay lugares que no conozco y que tengo que vender, así que tengo que estudiarlos y buscar información nueva, ver hoteles nuevos… Entonces es como que aprendes algo diferente todos los días. Y lo que menos me gusta es la parte rutinaria: el tener que llegar temprano a la oficina, abrirla, el prender las máquinas, los problemas cuando surge alguno… Eso no me gusta pero, bueno, lo afrontamos.
-¿De acá a diez años te vez en el mismo trabajo?
-Espero que sí, porque es redituable, es cómodo porque está cerca de casa y como es de la familia puedo llegar a tener una participación en la empresa.

Audio aqui.



lunes, 26 de mayo de 2014

Recuerdos

  Me desperté  recordando aquel día. Después de tanto tiempo, todavía sigue en mi memoria cuando veo la foto de mi madre o cuando tengo pesadillas. Me sigo acordando de esa señora que se acercó para sacarnos una foto, esa foto que hasta hoy en día es famosa por lo que representa.
   Terminábamos de trabajar en el campo, estábamos todos muy cansados y con hambre. Mamá nos mando a la tienda para que durmiéramos una siesta, pero no teníamos sueño, así que nos pusimos a jugar con Ashley y Hannah.
  De pronto llegó una camioneta nueva, no la había visto antes . Una señora se bajó de ella y se acercó a mamá con una cámara, no quiero que me saque una foto, no quiero que todos sepan lo que vivo. La señora y mamá hablan, no las escucho bien pero sé que tiene que ver con una foto.
-Hijas, vengan acá.- nos llamó mamá a mí y a Hannah.- Esta señorita nos va a sacar una foto, sean educadas y saluden.
-No quiero mamá.- le dije yo en el oído.
-¿Pueden mis hijas salir en la foto sin que se les vea la cara?
-No hay problema.
-Gracias- le dijo mamá, siempre tuvo buenos modales.- ¿Ahora estás más tranquila?- me preguntó.
No respondí con palabras, sólo moví la cabeza. La chica le dio indicaciones de cómo ponerse y nos pidió que nos apoyáramos en el hombro de mamá. Mami tenía a upa a John, nuestro hermano menor. La chica dijo que era para hacer la foto más “realista.”
No sabia que significaba pero tampoco quiero, solo quiero que esta señora se vaya y nos deje solos. La señora después de un rato se fue.
  A la noche apareció papá con los demás, mamá y papá hablan y deciden que nos vamos a mudar a otro campo. Todos juntamos las cosas y nos subimos a un tren de carga, papá conocía al que lo manejaba y nos dejó ir gratis. Nos vamos para alguna parte a trabajar otra vez. Espero que algún día esto se termine y no tenga que seguir trabajando.
 El sonido de la cafetera me despierta de esos recuerdos, ahora que todo se acabó puedo decir que me alegra el saber que no va a volver a ocurrir.